Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo.
El lector debe prepararse para asistir a las más siniestras escenas.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Por el amor de Dios

"Vive como piensas o acabarás pensando como vives."

Paso, paso, patada. Paso, paso, patada. Con cada patada la pequeña piedra avanzaba un poco más. Sin rumbo fijo y sin más entretenimiento que perseguir una piedra, un niño y su madre paseaban por las solitarias calles de una ciudad cualquiera. En uno de los golpes la piedra se desvió hacia la derecha y en vez de abandonarla el niño la siguió. Cuando iba a dar el golpe maestro que la reconduciría a su antigua ruta se dio cuenta de que alguien lo observaba. A su derecha, sentado en el suelo, había un mendigo.
En su corta vida, el niño nunca había visto a nadie tan mal vestido, sucio, muerto de frío y tirado en el suelo; por lo que le llamó mucho la atención. Su madre, al ver que su hijo se acercaba al mendigo, tiró de su brazo para seguir caminando, pero el niño no quería seguir. Por su cabeza pasaban miles de preguntas y no se iba a quedar sin respuestas.
-¿Quién eres? -preguntó el niño decidido. Sin embargo, no obtuvo respuesta.
-¿Quién eres? -repitió más alto.
-¿Me dices a mí? -contestó sorprendido el mendigo.
-Claro, ¿a quién si no?
-Soy Lucas -suspiró el mendigo, como si a nadie ya le importara.
-Yo David. ¿Qué haces aquí? ¿No tienes amigos para jugar?
-No, no tengo amigos. Ya no me quedan ganas de jugar -suspiró apenado Lucas.
-Eso es imposible, lo que pasa es que ya no te acuerdas de como jugar y tienes vergüenza de preguntarlo.
-Quizá...
-¿Y por qué tienes un vaso con dinero? -curioseó David.
-Porque no tengo dinero para comer y confío en que la gente me ayude -pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas.
-Eso no puede ser cierto, mi mamá dice que todo el mundo debe compartir sus cosas. Y tú no tienes más que unas pocas monedas.
-Pero la gente hace mucho tiempo que dejo de preocuparse por los demás -una sensación de angustia le invadía.
La madre de David se impacientaba, no le gustaba hablar con extraños y mucho menos con mendigos. David tiró del brazo de su madre.
-Mamá, deberíamos darle mi merienda -dijo preocupado David.
-David, tenemos que irnos -dijo su madre elevando la voz.
-¡No! Tú siempre estás diciendo que hay que ayudar a la gente, pero ¿por qué no me dejas? -chilló David.
-Vale, pero solo la mitad y date prisa -respondió confusa su madre.
David sonrió complacido, pero desobedeciendo a su madre, David le dio su bocadillo entero, su abrigo y unas monedas. A su madre casi le da un infarto, se puso echa una furia y después de gritarle a David lo castigó. David no comprendía que había hecho mal, simplemente había hecho lo que todo el mundo le decía.
Ese día Lucas lloró durante largo rato, después de tanto tiempo volvía a creer que todo acabaría bien; todavía quedaba gente generosa. Quizás solo era un gesto de compasión en Navidad, pero ahora Lucas volvía a tener fe y deseaba que siempre fuera Navidad. David no se dio cuenta pero en su interior crecía una sensación de bienestar por haber ayudado al mendigo.
Todos tenían su regalo en Navidad, un regalo que ninguno olvidaría jamás.


domingo, 9 de diciembre de 2012

El mundo en el que vivimos

Te sientes solo aun estando rodeado de gente. Miras a un lado y ves que dos chicas cuchichean y se ríen, miras al otro y ves a dos chicos discutiendo. ¿Qué haces ahí? No sabes como has acabado en esa situación, supones que en un intento de buscar amigos terminaste con una panda de borregos que no miran más que a su propio ombligo. Escuchas como se burlan de la gente y ves como se pegan por demostrar quien ha bebido más. Podrías irte y seguramente no se percatarían, pero no tienes nada mejor que hacer y te quedas a ver lo estúpida que puede llegar a ser la gente. Viene otra chica y sin saludar se sienta. Justo cuando nace en ti la epseranza de iniciar una conversación saca su móvil de última generación, con Internet por supuesto, y tú te acuerdas de Einstein. Es curioso ver como los que más presumen de móvil son los que menos se lo merecen. Lo peor de todo es que te das cuenta de que parte de esas estupideces están provocadas y consentidas por sus padres, aquellos que tanto se quejan de ellas. Padres que en cuanto surge la oportunidad afirmán con total seguridad que sus hijos no beben, no fuman, no tienen novio y son unos santos. Siendo que sus hijos llegan apestando a alcohol cada sábado. Puede que en algunos casos sea verdad, pero como ningún padre puede estar totalmente seguro lo mejor sería callarse.
En esta situación te quedan dos opciones: pensar que el mundo está perdido o consolarte con que tú no has caído en semejantes estupideces.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Las pasiones de un asesino

Miró a sus pies y vio que un charco de sangre crecía poco a poco bajo él. Se llevó la mano a la cara, se tocó la mejilla y notó una extraña textura; al llevarla frente a sus ojos vio un espectáculo extremadamente macabro. En la noche oscura de París, frente a la Torre Eiffel, resaltaba la sonrisa de su cara al ver la sangre corriendo por su mano y extendiéndose por su brazo. Aquel hombre había cumplido un sueño, llevar su mente al límite y sentir en sus venas la excitación de comprobar la perversidad del hombre. Había hundido la hoja del cuchillo en las vísceras del primer hombre que encontró en la calle, lo había retorcido y al sentir la sangre en su mano y llevarla hasta su boca había sonreído de una forma escalofriante. Seguidamente alzó su otra mano con la que sujetaba un cuchillo y, bajo la luna, resplandeció el filo lleno de sangre. París quedó iluminada por un instante, pero no se lograba distinguir si era por la luna llena o por la malévola sonrisa de aquel hombre.La gente dormía placenteramente en su casas, sin saber que la humanidad había liberado a un monstruo. Nadie se imaginaba que una persona pudiera disfrutar tanto al sentir la sangre caliente correr por sus manos y al escuchar agonizar a un pobre inocente. Cada noche, hasta que las campanas celebraron su muerte, se podían escuchar desgarradores gritos suplicando clemencia. Por la mañana, un reguero de sangre desvelaba quien había sido la víctima de otro atroz crimen. Mientras tanto, un hombre, si es que se le puede llamar así, limpiaba meticulosamente su cuchillo a la vez que tramaba su próximo asesinato. Con solo imaginarlo empezaba a sudar, se excitaba y una estruendosa y terrorífica risa resonaba en la habitación.
Aquel hombre no murió por causas naturales, murió por gusto propio. Una noche nació en él la firme idea de experimentar nuevas sensaciones, así que sin pensárselo dos veces, cogió su cuchillo y lo hundió en su vientre. La sangre brotaba con frenesí y, por extraño que parezca, aquel hombre no sintió dolor sino un profundo placer al experimentar el mayor de los acontecimientos de la vida de un hombre: la muerte. Aquella noche su sonrisa no ilimunó París, iluminó el mundo entero.
Si alguien le hubiera mirado a los ojos, y hubiera sobrevivido, hubiese jurado que aquel hombre no tenía alma y era el mismísimo diablo.


lunes, 19 de noviembre de 2012

Cada loco con su tema

Nota: Digan lo que digan, poca gente es feliz con la vida que tiene. Quizá porque hemos de comprender que la felicidad no es una meta sino un camino.

Ya no hay forma posible de borrarte. Con cada palabra, cada frase me desgarro un poco más. ¿Ves algo debajo de todo esto? Porque yo sí, posiblemente no haya nada, pero da igual; la ilusión me vale. Quizás no debajo de tus palabras, pero sí debajo de las mías. No se como hacerlo. Solo confío en ti, es extraño en tan poco tiempo, pero ahora sin ti no soy nada. Jamás pensé que con una palabra se dijeran tantas cosas. Desconfíe de todos, pero llegaste en la situación más inesperada, como siempre.
Un día tras otro mi cabeza le da vueltas y, al igual que otros días, no llega a ninguna conclusión. Quizá porque es lo más irracional de este mundo y por eso es lo que me hace feliz. Solo yo puedo comprender mi sonrisa en un día gris y oscuro, solo yo puedo comprender mi calor en un frío día de invierno. Porque lo que a los ojos de los demás pasa inadvertido, para mí es lo más importante.
Ahora se reirán de mí y pensarán que estoy loca, por favor háganlo. Grítenlo a los cuatro vientos, porque ¿qué hay de especial en estar cuerdo? Prefiero mi locura si me permite disfrutar de ti y de la vida.
Porque hoy es el primer día de mi nueva vida, hoy es la primera vez que sonríe mi alma, pero ahora sé que lo hará cada mañana al despertar.
Como todo en esta vida escuchar al corazón es un arte, pero en este caso es EL ARTE que nos permite ser felices.

martes, 13 de noviembre de 2012

Una ducha en invierno

La vida es como darse una ducha en invierno.
Al principio no quieres ducharte, sabes que cuando te desvistas te helarás de frío y empezaras a tiritar. Pero sabes que es algo que debes hacer por tu propio bien y por eso te armas de valor y rápidamente te metes en la ducha y abres el agua caliente. Una profunda sensación de calor y de relajación te invade por dentro, piensas que no han merecido la pena las quejas anteriores pues ahora estas de maravilla. Terminas de  ducharte pero sigues un rato con el agua caliente abierta, porque la sensación que tienes en ese momento es inigualable. Al poco rato, ya sea por que te sacan de tu mundo los gritos de tus padres o porque crees que va siendo hora de salir de la ducha, te vuelves a armar de valor y lentamente cierras el agua caliente y sales del agua. Sientes que te vas a congelar y vuelves a tiritar, querrías meterte otra vez en la ducha pero sabes que no puedes, algo más importante espera fuera. Te pones a hacer cosas y rápidamente olvidas la sensación horrible vivida momentos antes.
Si estiramos esta ducha un poco, es fácil observar que en la vida los momentos buenos y malos se suceden, pero que al final por unas causas u otras, la mayoría, los acabamos olvidando.
Eso sí, a la vida jamás podremos dejar de llamarle vida, porque es algo único y especial mientras que ducharse es un simple acto cotidiano.

miércoles, 31 de octubre de 2012

La historia de Apolo y Dafne

Nota: Este texto es una versión, contada desde el punto de vista de Cupido, de la historia de Apolo y Dafne, poema escrito por Ovidio en su obra "Las metamorfosis". Como todo lo que se publica en este blog, esta escrito por mí.

A mí, Cupido, se atreve Apolo a insultarme, a llamarme niño retozón. Se cree más apto para utlizar las armas que yo, que con mis flecha he conseguido que los dioses se enamoren y se odien, se cree que las serpientes son más peligrosas que los dioses y humanos. Quiere comprobar que mis flechas no son de plástico y lo ha conseguido. Mi nombre quedará limpio de insultos.
El nombre de Dafne viene a mi cabeza, joven y hermosa, hija de Peneo y, lo más importante, con una promesa de pureza de por vida. Así pues cojo la flecha de oro, capaz de enamorar hasta el corazón mas duro, y con toda mi ira la lanzo y veo como penetra en el corazón de Apolo. De la misma forma, saboreando la dulce venganza, disparo la flecha de bronce hacia Dafne, que definitivamente huye de todo hombre. Y yo, como un mero espectador disfrutando de mi venganza, veo la persecución de Apolo tras Dafne. Ella huye con sus hermosos cabellos al viento y él, perdidamente enamorado, la sigue. Dafne en el último intento de alejarse de Apolo pide a su padre, el río Peneo, que la ayude. De esta forma, como todo padre cuida de su hija, cumple su deseo y la convierte en el árbol que corona a los vencedores. Dafne es un laurel, pero eso no impide que Apolo la siga amando y le cante bajo su copa día y noche.
Y con esto estoy seguro de que nadie más osará maldecir mi nombre. Todos saben que soy el gran Cupido.

viernes, 26 de octubre de 2012

Estamos muertos

Estamos muertos. Me pueden llamar loca, pero eso no cambia que estemos muertos. Día tras día suena el despertador cuando todavía no ha salido el sol, la gente intenta aguantar cinco minutos más aun sabiendo que tendrá que apresurarse después, pero la rutina les acaba ganando y se levantan cansados y de mal humor. Rápidamente se asean, desayunan y se visten, y como autómatas salen por la puerta. Sobre las ocho de la mañana, miles de puertas giran sobre sí mismas absorbiendo a cientos de personas y expulsando a otras tantas que se dirigen a lo que para ellas es el matadero. Y ya hace mucho tiempo que los muertos, hasta entonces adultos, contagiaron a los niños. ¿Aún no me creen? Caminan todos juntos como una horda de zombies y cuando llegan al matadero cogen la estrella de la mañana y se torturan hasta que sienten algo de dolor, pero nunca dejan de hacerlo porque de qué otra forma se sentirían vivos. Tras quejarse acaloradamente como una jauría de perros rabiosos, las puertas vuelven a girar sobre sí mismas y por ellas salen otra vez los integrantes de la procesión fúnebre. Pasa un día y otro, todos se preguntan que hicieron mal en el pasado para acabar así en el presente y que les deparará el futuro si siguen así. ¿A esto le llaman vivir? Yo lo llamo agonía. La mayoría se dicen a sí mismos que no pueden hacer nada para cambiarlo, se autoconvencen de ello para no tener que esforzarse. Pero un día se darán cuenta de que debieron luchar por el futuro que querían y no dejar que la corriente los arrastrase. Porque como alguien me dijo una vez: "El esfuerzo engendra alegría".

domingo, 30 de septiembre de 2012

El sentido de la vida

Los días pasan, uno tras otro, y a veces no sabes que hacer. Parecen todos iguales: aburridos, grises y tristes, muy tristes. Cada segundo parece un minuto, cada minuto una hora, cada hora un día y cada día una vida entera. Una vida sin sentido. A veces te hace sonreír algún pequeño detalle, pero solo dura un instante. De repente, un día, conoces a alguien que podría alegrarte las horas con unas cuantas palabras, pero descubres que por unas razones u otras pronto se va de tu lado. No tienes ganas de avanzar, de recorrer el camino, porque nada te espera al final. Pero aquí sigues, esperando, preguntándote por qué no lo has hecho ya, por qué no has acabado con todo esto y te has dejado caer. Piensas que es porque crees en un futuro feliz, pero pronto esa idea se esfuma. Entonces mi pregunta es: ¿por qué sigues aquí? La verdadera razón de tu presencia, eso que ni tu sabes, pero que esta presente porque si no solo serías huesos bajo tierra y piedra tallada.
La verdadera razón es que tienes miedo. Miedo de caer y que no pase lo que esperas, miedo de caer y arrepentirte, miedo de caer y pensar que mañana podría haber sido el primer día de una nueva vida. Y por ese miedo a morir sigues viviendo. Es curioso que lo que te mantiene con vida sea lo que se la quita a otros. Otros que mueren por miedo a vivir, mientras tú vives por miedo a morir.
La vida sigue pasando y cada día haces la misma reflexión sin obtener respuestas diferentes, pero cada día te repites que mañana harás una reflexión más a fondo y tomarás una decisión definitiva que cambie el rumbo de tu vida. Pero, como imaginabas, no la haces tan a fondo y vuelves a lo mismo de siempre. Al final, sin quererlo, se convierte en una rutina.
Y ahora sentado en tu sillón, con una bola de pelo por gato y la televisión tan alta que los vecinos protestan, te das cuenta de lo que querías. Querías no tener esa reflexión por rutina y al final se impuso. Pero los últimos días de tu vida deseas lo mismo que los primeros: que todo se acabe pronto. Y en ese preciso instante, te das cuenta de que pocas cosas han cambiado.
Te sumes en un sueño eterno sin saber para que has vivido.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Especialista en ser especial

Era noche cerrada cuando Eloy se adentró en un callejón oscuro siguiendo la sombra de una muchacha. Hacía días que Eloy la seguía, por suerte ella no se había percatado. Era la chica más hermosa que el había visto nunca, tenía unos preciosos ojos verdes que contrastaban con su pelo negro como el carbón. Siempre pensaba en presentarse o decirle algo, pero si la abordaba por la calle lo más problable es que saliera corriendo. Eloy no tenía malas intenciones, era un chico sensato y prudente; lo que le distinguía de los demás era el secreto que Eloy mejor guardaba.
Hará cinco años Eloy tuvo un gran accidente de coche en el que murieron sus padres, desde entonces cada vez que toca a alguien puede oír lo que esa persona está pensando aunque este a kilómetros de distancia. Por eso Eloy se mantenía alejado de la gente y no tenía amigos, pero esa chica lo había vuelto loco y hacía días que no dormía una noche del tirón. Todos los días la seguía camino de su casa con la esperanza de que sucediera algo que ni él sabía lo que era. Sabía que cualquier relación con una chica no tenía futuro, pues si puede parecer una ventaja saber lo que piensa la gente, Eloy se había hartado de no poder tener una conversación en que no supiera que iba a decir la otra persona. Como resultado llevaba casi dos meses siguiendo a una chica de la que no sabía ni su nombre. Todo esto resultaba muy frustrante para Eloy, pero el albergaba la esperanza de que algún día ella se giraría y se enamoraría de él.
Al día siguiente la chica no apareció, pero Eloy no le dio importancia. Pero tampoco apareció al siguiente, ni al siguiente y Eloy pensó que igual había descubierto que la seguía y había cambiado la ruta. Pero al cabo de una semana volvió a verla por el mismo camino y no parecía que hubiese descubierto nada, así que Eloy no le dio importancia y pensó que se habría puesto enferma.
Un día Eloy compró un ramo de flores y pensó en dejárselo en la puerta de su casa después de seguirla, pero cuando estaba llegando a la puerta ella se giró y le sonrió. Eloy no sabía que hacer, así que le tendió el ramo de flores y para su sorpresa ella lo cogió y le dio un beso en la mejilla. Cuando ella se disponía a entrar en su casa Eloy se armó de valor para hablarle.
-Gracias -dijo Eloy tímidamente.
-A ti -contestó la chica -por haberme protegido todo este tiempo acompañándome hasta casa.
Eloy se sonrojó, pero siguió hablando.
-Es todo un placer, a cambio podrías decirme tu nombre.
-Me llamo Lara y tú eres...
-Eloy, soy Eloy -contestó con voz firme.
-Bueno, pues encantada de conocerte Eloy. Espero que mañana me vuelvas a acompañar -dijo Lara sonriente.
-Será un placer, hasta mañana.
Eloy se dio la vuelta y se fue a su casa. Esa noche cayó en los brazos de Morfeo durante muchas horas.
Todos los días entablaban conversación y tras varios días se hicieron amigos, pero todo cambio el día en que el destino quiso que Eloy rozara la mano de Lara.
Eloy se paró en seco, se quedó blanco y se habría caído al suelo de no ser porque Lara lo sujetó. Lara no sabía lo que había pasado y le insistió en llevarlo al médico, pero Eloy no quiso y no hubo manera de convencerlo. Pero Lara seguía preocupada y le juró que si no le contaba que había pasado y el porqué no quería ir al médico lo llevaría al hospital de inmediato. Lara insistió e insistió y al final Eloy tuvo que desvelarle su secreto. Al principio Lara se enfadó pues pensaba que era una broma de mal gusto, pero al ver el semblante de Eloy se le pasó el enojo; lo que no pudo borrar de su cara fue el asombro. Eloy le fue diciendo lo que estaba pensando en cada momento hasta que Lara se creyó todo, pero no fue fácil pues Lara no quería creérselo y estuvieron así una hora. Para sorpresa de Eloy, al día siguiente, Lara no se molestó de que la siguiera acompañando sino que se interesó por el, según ella, don de Eloy. Así fue como cada vez fueron congeniando más y más. Eloy no daba crédito a todo aquello y eso que no sabía lo que le esperaba. El destino le tenía otra sorpresa guardada.
Un día quedaron para ir al cine y después fueron a cenar, al final de la velada Eloy la acompaño hasta su casa y antes de meterse en ella Lara le regaló un beso, que esta vez no fue en la mejilla. Eloy se quedó anonadado, pero tras asimilarlo se fijó en que Lara se había metido en casa así que emprendió el camio a la suya. Cuando estaba en un dulce duermevela , se dio cuenta que desde el beso no oía los pensamientos de Lara, se dio cuenta de que por primera vez era feliz. Feliz porque ahora sabría lo que era una conversación normal, pero también porque sabía que era especial e inigualable.
Porque a veces no nos damos cuenta de que por el hecho de haber nacido ya tenemos suerte y somos especiales, y queremos ocultar lo especiales que somos haciendo y diciendo lo mismo que los demás por temor a lo que digan.
La gente que te quiere no te hará ocultar lo valioso y especial que eres.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Seres humanos

Todos lloran desconsolados preguntándose dónde está el niño de sonrisa dulce, aquel que siempre te regalaba su mirada cálida e inocente. Se preguntan que queda de él en el cuerpo del muchacho que sube las escaleras camino de la muerte. Un verdugo se dispone a mandar su alma al infierno ante la atenta mirada del pueblo. Cerca del verdugo, en una estaca, un cartel reza: "Crimen cometido: asesinar a sus padres a sangre fría." Nadie sabe que pudo suceder, que se le pasó por la cabeza.
La voz había corrido por el pueblo y nadie se lo había creído hasta ver encadenado de pies y manos al muchacho. Todo el mundo comentaba lo mismo: "Parecía un chico feliz y nadie habría pensado que le pasaba semejante atrocidad por la cabeza." El muchacho estaba sereno y se podría decir que sonriendo. No tenía remordimientos y estaba encantado con aquel panorama, ahora él era el centro de las miradas. Por su cabeza solo pasaba una idea: su nombre se repetiría por las calles del pueblo después de su muerte, sería protagonista de horripilantes historias y los nietos de sus conocidos hablarían de él y lo temerían. El viento llevaría su nombre por todo el planeta. Su sangre... No pudo acabar su fantasía, pues un hacha asestó un severo golpe que separó su turbulenta cabeza de su cuerpo, acabando así con su vida y con el temor del pueblo.
Lo que nadie se podía imaginar es que ese muchacho se divertía matando. Con solo cinco años cazaba gatos y los destripaba, para después oler el perfume de la sangre. Había sido el niño raro, el chico solitario y ahora el horrible asesino. Quizás y solo quizás hubiese necesitado un simple: "¿Quieres jugar conmigo?", para evitar semejante brutalidad. Pero ya nunca lo sabremos.
Con el tiempo su nombre se fue extinguiendo y no propagando, como él quería. Porque al fin y al cabo somo seres humanos y por ello necesitamos creer que somos felices para poder seguir adelante, necesitamos olvidar el dolor y dejarlo en un rincón muy profundo de nuestro corazón. Porque nos guía la ira, el amor. la amistad, el enfado, la indignación; nos guían los sentimientos. Somo seres humanos y eso nadie lo puede negar.

miércoles, 8 de agosto de 2012

La espera al final del camino

Skurpi llevaba un largo camino recorrido y estaba cansado. Últimamente se cansaba antes de lo habitual, así que decidió sentarse en una gran roca que había a su derecha. No llevaba mucho equipaje, solo una mochila con algo de comida y su leal garrote. Tenía ese garrote desde que era joven y juntos habían luchado contra ladrones, maleantes y contra muchos Azkos.
Los Azkos eran bestias de las montañas, con enormes garras y un temperamento bastante malo. Tenían un denso pelaje negro y podían llegar a medir tres metros.
Skurpi rememoraba sus viejas batallas junto a Fénix, su viejo garrote. Hace tiempo que las fuerzas le iban fallando y ahora, allí sentado, se daba cuenta de que su peor temor se confirmaba: se estaba haciendo viejo. Y contra eso no puede luchar ningún garrote ni ningún arma. Solo le quedaba esperar en la soledad del camino. Durante años había sido el Gran Skurpi: joven, fuerte y apuesto caballero; ahora solo era el viejo Skurpi. Pero algo le consoló, y es que la vejez trae consigo la sabiduría, pues los años le habían enseñado a sobrevivir y a veces hasta a sonreír. Recordó a la bella Shalda, su esposa, que había muerto por una epidemia que asedió la ciudad hace ocho años. Recordó a sus hijos Ascuin y Lina. Ascuin era un gran guerrero, listo y rápido. Lina era una bella dama, honesta y sensata. Hace tiempo que no sabía de ellos, pues habían huido de la ciudad a causa de la epidemia.
Ahora Skurpi libraba sus batallas por la noche, en sus peores pesadillas. Durante su vida, Skurpi había visto dragones, reyes asesinados por el poder del trono, incestos, bastardos y cosas muy variopintas. Había visto lo peor del mundo, pero también había visto la cara buena de la moneda. Había domado dragones para sobrevolar el cielo, había descubierto nuevas ciudad a lomos de su flamante caballo, había visto a bellas damas, pero en ese momento del camino nada de aquello le compensaba por no haber cumplido su sueño: ser feliz. Para Skurpi la felicidad dependía de una sola cosa, dependía de algo que ya no tenía solución.
Hace tiempo un amigo suyo, como un hermano para él, le había pedido dinero y Skurpi le había dicho que no por el simple motivo de que su amigo Jack pertenecía a la clase social más baja. Skurpi no quería que alguien tan bajo le debiera dinero, aún sabiendo que se lo devolvería y sobrándole dinero. Jack murió al poco tiempo, al igual que su familia, por no tener dinero para comer.
Eso había acompañado a Skurpi durante el resto de sus días, lamentándose por ello a cada segundo. Aquella insignificancia había hecho de su vida una miseria. En aquella roca, Skurpi se daba cuenta de que nada tenían que ver las clases sociales con la felicidad de dos personas. Sabía que jamás se perdonaría, así que rezó para que el tiempo pasara deprisa. Cogió su mochila y se puso en marcha sin rumbo fijo.
El bosque era tan denso que tras diez pasos la negrura reinaba en cada rincón y solo se oían unos sollozos ahogados que hubieran asustado a cualquiera. Al cabo de un rato un sonido gutural salió de las entrañas y se apreció una sombra que solo alguien que estuviera a menos de tres pasos habría identificado como un Azko.

sábado, 14 de julio de 2012

Un objetivo

Una vez alguien me dijo que tienes que tener claro el objetivo por el que haces las cosas. Si te mandan cavar un agujero sin tú saber el porqué lo harás con muchas menos ganas y mucho más lento que si sabes el porqué.
Creo que esto es muy cierto, pues para que vas a hacer algo si no sabes para que te pude servir en un futuro. Por eso tienes que ponerte un objetivo, una meta, en definitiva, algo que lograr. Nadie quiere hacer algo para que quede en el olvido, sin que sirva para nada. Da igual que el objetivo sea fácil o difícil, cercano o lejano; el caso es que luches por algo que quieres y sobre todo que nunca lo pierdas de vista. Porque si te ofuscas en el camino y te olvidas del objetivo, las fuerzas con las que luches disminuirán.
Y creo que este es uno de los problemas que afecta mucho a los estudiantes. Mucha gente no sabe que quiere ser o que quiere estudiar, o simplemente no saben que hacer con su vida. Está bien pensar en el presente, pero siempre que te sirva para el futuro, porque al final es lo que te marca el camino.
Si no tienes nada por lo que luchar en el presente no pienses que en el futuro las cosas te saldrán solas, porque toda meta tiene un largo camino que recorrer y siempre con dificultades, pero si tienes un objetivo lucharas por él.
Como siempre digo esto solo es mi opinión y no tiene que ser la de nadie más, pero sin opiniones propias somo simples borregos.

viernes, 13 de julio de 2012

El color de la vida

En la oscuridad de la noche unos desesperados gritos rompían el silencio en las entrañas de Londres. Un hombre corpulento soltaba un cuchillo que resonaba en el suelo y dejaba atrás una mujer de la que brotaban flores carmesíes.
Dos golpes secos sonaron en la puerta del solitario detective Hécalo Dune. Era un hombre extraño para el Londres del siglo XIX, pero siempre resolvía los casos. Ya era la segunda mujer que moría a manos del mismo asesino. Tan solo habían pasado tes días desde el anterior asesinato; todo parecía indicar que el asesino estaba sediento. La policía no tenía ninguna pista que seguir, por eso habían llamado a Dune. Hécalo solo aceptaba casos de asesinos en serie inteligentes y despiadados. Esta vez su instinto le decía que se trataba de ese tipo de asesino, así que aceptó el caso.
Dicen que casi nada se sabía de Dune, solo que era un hombre solitario y muy peculiar. Siempre llevaba un elegante traje negro, un reloj de bolsillo muy antiguo y los más peculiar es que siempre llevaba un guante negro en la mano derecha y uno blanco en la izquierda. Le gustaba leer a Edgar Allan Poe y a Arthur Conan Doyle. Se sabía que se dedicaba a los asesinos en serie porque Lorax, un asesino en serie del pasado, había matado a sus padres cuando él apenas tenía tres años. Dune fue al orfanato y jamás se recuperó de aquello. Por eso se creía que nunca tenía compañía y jamás había amado a nadie.
Las víctimas de El Coronador, así lo llaman los periódicos, aparecían con un corte en el cuello de un cuchillo que siempre estaba al lado de la víctima, sin ojos y con una corona de rosas rojas en la cabeza. Las víctimas eran mujeres de tez pálida y con un ojo verde y otro azul. No eran peculiares, ni ricas, ni llamaban la atención, simplemente tenían ese aspecto. Dune explicó aquello: probablemente la madre de El Coronador era de este aspecto y el padre de él la maltrataba en su presencia, por ello El Coronador mataba a esas mujeres, para vengar a su madre. Dune dedujo que el asesino era cuidadoso, pues tenía que seguir y observar a sus víctimas para pillarlas a solas.
Hécalo Dune se dirigió al lugar del primer crimen, pero no halló nada particular. En cambio, en el segundo escenario, si encontró algo. Había un ladrillo a ras de suelo que se movía. Dune lo sacó y encontró un papel en el que había algo escrito con lo que parecía la sangre de la víctima. En ella ponía: "Atrévete a jugar. Ves a donde se esconden los conejos y los cobardes, y donde beben los ilusos". Dune pensó durante un rato, pero su mente privilegiada pronto halló la respuesta. A pocos metros había una taberna llamada "La madriguera de las ilusiones". Dune se dirigió rápidamente allí y observó si había algo extraño. Le llamó la atención una caja que había al lado de una rosa roja. La abrió y lo que encontró lo dejó traspuesto: dos ojos, uno azul y otro verde, al lado de una nota. Abrió la nota y leyó: ¡Qué comience el juego!
Esa misma noche apareció en la puerta de su casa una mujer joven. Estaba empapada por la lluvia.
-Hola -dijo asustada la mujer.
-Hola, ¿qué haces aquí a estas horas? -espetó Dune.
- Mi madre era la segunda... - no pudo terminar la frase por culpa de las lágrimas que recorrían su cara.
-Estoy trabajando en ello, pero ¿qué quieres?
-Han quemado mi casa y no tengo donde ir -suspiró la mujer.
Dune tenía ante sus ojos a una bella mujer, hija de la segunda víctima, pidiéndole ayuda. Él era un hombre solitario, pero había algo en esa mujer que hizo que la acogiera en su casa hasta que terminara la investigación. Ambos se pusieron a beber whisky descontroladamente. El alcohol hizo que la mujer se tranquilizara y que Dune consiguiera sonsacarle que se llamaba Enira. Al final, los dos acabaron en los brazos de Morfeo.
El día siguiente no fue mejor que el anterior, otra víctima de El Coronador apareció en un callejón, y con ella otra nota: "Tictac, tictac. Si te retrasas no tendré piedad".
No tardó mucho en averiguarlo, el reloj de la iglesia iba siempre una hora retrasado y nadie sabía por qué. Al llegar allí nadie se esperaba lo que pasó. Al abrir la puerta un rastro de sangre se abría camino. Dune lo siguió con cautela y halló a otra víctima; esta vez la nota estaba en la boca: "¿No puedes más? ¿Te vas a rendir? Cuando acabe con las mujeres de Londres abriré mis alas y veré mundo". Esta vez no había ninguna pista, solo se notaba el nerviosismo; el asesino tenía expectativas de ampliar el círculo de actuación.
Dune buscó por toda la iglesia , pero lo único que encontró fue un botón sin importancia. Regresó a casa y por primera vez encontró la comida hecha. Olía bien y la compañía no era mala. Enira no hablaba mucho, pero cuando lo hacía conseguía sacarle una sonrisa a Dune; algo que nadie había conseguido. Al cabo de un rato, Dune consiguió despejar su mente y como un rayo le vino a la cabeza: ¡El botón de la iglesia estaba hecho especialmente para el jefe de policía Random; tenía sus iniciales! El Coronador se había despistado. Dune no se lo creía, no podía ser Random. Pero entonces comprendió todo. Random dirigía la investigación antes que él y por eso no avanzaban, él quería jugar con Dune.
Fue a la casa de Random a detenerle, pero allí le esperaba él. Al entrar le golpeó con un palo, Dune cayó inconsciente, lo que facilitó a Random atarlo a la mesa. Lo tumbó mirando hacía el techo y esperó. Dune abrió los ojos y se encontró con una sádica sonrisa de El Coronador. Éste se limitó a mirar hacia arriba, Dune siguió la mirada y descubrió un centenar de pinchos que estaban sobre su cuerpo. Random le contó su infancia durante horas, confirmándose así la teoría de Dune. Cuando Random se disponía a pulsar el botón que activaría los pinchos, la puerta se abrió. Enira llevaba una pistola en la mano y no dudo en disparar a Random, saciando así su sed de venganza. El Coronador cayó al suelo, donde le esperaba una alfombra de su propia sangre. La imprudencia de Enira al seguir a Dune le había salvado la vida al detective.
Aquella noche Dune se limitó a agradecérselo a Enira en vez de castigarla con un sermón sobre la imprudencia que había cometido siguiéndolo. Dune se había dado cuenta de que Enira era un regalo y esta vez no lo desaprovechó. Enira fue la mujer que consiguió entrar en su corazón.
Y el que antes había sido el marginado ahora era la envidia de todos. Dune aprendió que las cosas si pueden cambiar si te empeñas en ello.

martes, 3 de julio de 2012

Diario de un secuestrado

Diario de Gonzalo Ruperte, 14 de enero de 2008, 6:13


" Tengo mucho frío, todo está muy oscuro y hace semanas que no como algo sólido. Un hombre viene cada día y trae una papilla asquerosa de la que tengo que sobrevivir. Llevo casi tres semanas secuestrado en está habitación minúscula, en compañía de mi reloj, gracias al cual no pierdo la noción del tiempo, y de este diario y un bolígrafo; que no se por qué no me lo quitó aquel hombre cuando me registró. Solo recuerdo estar abriendo el maletero del coche y de repente alguien me puso una capucha, me ató las manos y me llevó a este sitio. 

Estoy muerto de miedo y las fuerzas cada vez flaquean más, no creo que aguante mucho tiempo. No sé porque me han cogido a mi. Mi familia no tiene mucho dinero y yo no sé hacer nada especial por lo que pudieran secuestrarme. Así pues, me limito a escribir y esperar a que ocurra un milagro.

Esta noche no he dormido mucho, al igual que las anteriores, me despiertan las pesadillas y el frío."

Diario de Gonzalo Ruperte, 15 de enero de 2008, 19:22

" Hoy me ha obligado a grabar un vídeo para pedir un rescate, no sé porque no lo había hecho ya. De todas formas, mi familia no podrá pagar; aún así, no creo que salga con vida de esta. Pero sé que mi familia hará todo lo posible por llevarme a casa sano y salvo."

Diario de Gonzalo Ruperte, 17 de enero de 2008, 12:31

" Durante dos días me han estado torturando y preguntando sobre un dispositivo para descifrar códigos del que yo no tenía ni idea. Creo que mi fin se acerca y es inevitable. Ya no le sirvo para nada, aunque tampoco le servía antes, pero sea lo que sea lo que busca espero que no lo encuentre. Durante noches me han atormentado las pesadillas y solo quiero que esto termine pronto. Estar casi un mes sin ver y sin hablar con nadie -excepto el secuestrador- es la peor tortura y no se lo deseo a nadie. Solo espero que pillen a este hombre sin escrúpulos y se haga justicia.

Si no vuelvo a escribir en estas páginas durante los siguientes tres días, denme por muerto.

Gracias a todos los que siempre han estado a mi lado."

Mensaje cifrado encontrado en este diario tras hallar a Gonzalo Ruperte brutalmente asesinado el 19 de enero de 2008 y por el cual se pilló al asesino y evitó una masacre:


5-20-17-5-19-16/18-22-5/1-12-7-22-9-5-14/12-5-1/5-20-21-16:
8-5/3-16-14-20-5-7-22-9-4-16/1-23-5-19-9-7-22-1-19/18-22-5/18-22-9-5-14/13-5/8-1/20-5-3-22-5-20-21-19-1-4-16/17-19-5-21-5-14-4-5/17-16-14-5-19/22-14-1/2-16-13-2-1/5-14/5-12/17-1-12-1-3-9-16/19-5-1-12/5-12/BA/5-14-5-19-16.
14-16/5-20/22-14-1/2-19-16/13-1.


miércoles, 27 de junio de 2012


Mi corazón se para poco a poco, en mi cabeza retumba tu nombre, mis labios están fríos como el hielo y yo estoy encerrada en una prisión con barrotes hechos de dolor y sufrimiento. Soy presa de tu persona y víctima de mi amor. En mi cabeza gritan tu nombre.

Desde que te fuiste está todo tan vacío que soy presa del dolor y no tengo fuerzas ni para un suspiro. La llama perdura, pero la leña que prende cada vez es menor. Cuando consigo dormir, me despierto gritando, intentando que los gritos de tu nombre en mi cabeza cesen para siempre. Pero dejaste una marca imborrable que soy yo quien la sufre y tú el que te fuiste sin decir adiós. Me ahogo en mis lágrimas, a las que nada detiene. Llegaste como una cura para mi soledad, pero te vas como una enfermedad incurable. En mi cabeza gritan tu nombre.

Las hojas del árbol se secan y caen poco a poco, pues ya no hay nadie que las proteja del viento. Soy como una niña indefensa cuando descubre que todo en lo que había creído era fruto de engaños y mentiras. Mi corazón deja de latir sabiendo que fuiste tú su perdición y que jamás volverá a sentir amor. Las sábanas aún huelen a ti, recuerdo de las noches de pasión desenfrenada... En mi cabeza gritan tu nombre.

El amor es ciego, pero nunca creí que tanto como para no darse cuenta de que eras un lobo con piel de cordero. En mi cabeza gritan tu nombre.

sábado, 23 de junio de 2012

Mentiras

Siente como la impotencia se apodera de ti, como sus garras te atrapan y de nada sirve gritar. Te preguntas a cada instante si de verdad no puedes hacer nada, si esto es el destino; porque sabes como va a acabar esta historia. Cada segundo es una horrible tortura, de nada sirve lamentarse, pero aun así se forma un charco de lágrimas alrededor de ti. Te preguntas mil veces donde estuvo el error, el primer paso en falso, el motivo que desencadenó semejante tortura. No puedes quedarte mirando, de pie, sin hacer nada. Pero sabes que si das un solo paso hacia delante empeoraras las cosas, te castigarán y luego te matarán. Y no le puedes hacer eso a tu familia. Así pues, decides llorar en silencio y aceptar el horrible destino, para qué empeorarlo piensas. Y tu gran amigo muere delante de ti, con sus ojos clavados en los tuyos, suplicando clemencia.


Deberías sentirte tranquilo, no podías hacer nada, pero en tu cabeza una sensación de culpabilidad va comiendo poco a poco tu esperanza. Crees que con el tiempo lo olvidarás, pero en el fondo sabes que no, que todo lo que quieres creer es inútil, porque siempre se puede hacer algo. En todo problema hay dos soluciones, no son correctas ni incorrectas, son la verdad o la mentira hacia ti mismo. Mírate al espejo y dime que ahora mismo no te estas engañando, diciendo que mañana el problema estará resuelto sin tú haber hecho nada. Miénteme a mi, pero sobre todo miéntete a ti. Yo solo intento ayudarte, a mi no me haces daño con tus mentiras, te lo haces a ti. Quizá este horrible destino este hecho de mentiras.

jueves, 21 de junio de 2012

Ángeles

Zakia cerró la puerta de su habitación, apagó la luz y se arropó con su sábana de ángeles. Era muy pronto, pero Zakia estaba harta de escuchar las estupideces de la gente y había decidido soñar en su mundo.


Pensó en si toda la crueldad que el mundo le había mostrado era justificada. Durante años había estado ayudando a muchas personas enfermas desinteresadamente, sabiendo que era la mejor en lo suyo y podía cobrar muchísimo. Zakia no buscaba el dinero, sino ser feliz a través de la felicidad de los demás. Pero ahora todo estaba negro. Sus padres habían muerto, hace dos meses, en un accidente de tráfico; su hermano Lían sufría una enfermedad rara sin cura conocida y para colmo Axel, su mejor amigo y único apoyo, se había ido a África.


La gente que tenía a su alrededor la animaba a sonreír y le decían que fuera valiente y que todos pasaban por momentos difíciles alguna vez. Zakia se cansaba de oír todos los días lo mismo, sabiendo que nada que le dijeran la haría estar mejor. Intentaba aferrarse a cualquier alegría para poder sonreír, pero pronto se esfumaba su felicidad.


Al día siguiente, se levantó con su tristeza habitual, pero algo la hizo cambiar. Por la mañana, apareció en su consulta un chaval de siete años con su hermano pequeño sujeto de la mano. Jairo, así se llamaba el mayor de los dos, estaba ensangrentado y lleno de cortes. Zakia le preguntó que le había pasado y el contestó con una inocente sonrisa. Zakia no comprendía nada.


Tras un rato, que pasó curando a Jairo, éste le empezó a contar que había pasado. Al parecer, el padre de los niños era un alcohólico depresivo que pagaba las penas con sus hijos. Jairo había protegido a su hermano y juntos habían huido de esa bestia. Ahora no tenían ni un hogar, ni comida, ni ropa limpia.

Zakia los llevó a su casa, les contó un cuento y los acostó. Se quedó un rato mirándolos y se dio cuenta de que unos niños no se merecían aquellas desgracias -quizá ella tampoco, pero los niños menos todavía- y decidió sonreír a la vida aun siendo infeliz.

Nunca planeó nada de esto, pero sus principios no le permitían abandonar a esos dos ángeles. Por ello, decidió adoptarlos y cambiar su filosofía de vida. Al final, se dio cuenta de que si sonreía los problemas se desvanecían y la gente dejaba de acosarla continuamente.

Tras largos años de arduo trabajo, con el ya mayor Jairo, descubrieron la cura para la enfermedad de Lían y todos sonreían felices en la foto, que ahora cubría el polvo, en la casa abandonada de Axel.

miércoles, 6 de junio de 2012

Avancemos no retrocedamos

Existió una vez un hombre que no quería avanzar porque tenía miedo del progreso.
Existió una vez un hombre al que le daba miedo el futuro y su incertidumbre.
Existió una vez un hombre que vivía solo del pasado, no disfrutaba del presente ni miraba al futuro.
Existió una vez un hombre que prefería sufrir con los recuerdos a vivir con los sueños por cumplir.
Existió una vez un hombre al que ya nada podía saciar, pues nada le devolvería aquello que más quería.
Existió una vez un hombre al que nadie entendía, pero que era tan loco que estaba en lo cierto.
Existió una vez un hombre que le dio la espalda al progreso por las barbaries cometidas en el pasado.
Existió una vez un hombre que se dio cuenta de que no se podía construir del tejado a los cimientos.
Existió una vez un hombre que murió ahogado en sus penas al saber que el mundo se dirigía a su fin.
Existió una vez un hombre que vio el exterminio del mundo cuando la raza humana cometió otro crimen contra ella misma.
Existió una vez un hombre que se cansó de mirar como la gente veía tele-basura en vez de salvar todos esos libros que ahora quemaban para hacer una hoguera en la que beber.
Existió una vez un hombre, sólo uno, pues los demás eran victima de su estupidez.

lunes, 28 de mayo de 2012

Una persona más, una muerte más

No tenía nada que perder, ya no le quedaba nada. Vivía rodeado de multitud pero estaba solo. Según Salik, era eso lo que la vida quería para él y no sus propias decisiones las que lo habían llevado hasta allí.

Hasta entonces nadie se había fijado en él sin embargo, ahora iba andando por el parque con un grupo de adolescentes que había conocido hace una hora y que le invitaban a divertirse. Salik pensó que aunque todo acabase mal, mañana saldría el sol y volvería a levantarse de su cama. Pero quizás se equivocaba.

Decidió tomar la botella que aquel tipo, del que no sabía ni el nombre, le ofrecía. La agarró con fuerza afianzándose así en sus ideas. Dio un pequeño trago y no le gustó, aun así volvió a beber; está vez dio un largo y placentero trago. Se lo estaba pasando en grande y no supo decir que no a un poco de coca que le ofrecían. Pensó que había encontrado su lugar en el mundo.

Salik perdió el control de su vida en el mismo momento en que dio el primer trago. Sin darse cuenta estaba cavando su propia tumba.

Poco a poco el alcohol fue haciendo acto de presencia y tras largas horas de fiesta, ahora estaba agotado y vomitando. Salik pensó que se le pasaría al día siguiente y para no encontrarse peor decidió que lo mejor era beber otro poco.

Estaba amaneciendo y a lo lejos ya se oía el ruido de una ambulancia y los gritos de unos padres que no imaginaban por lo que había pasado su hijo los últimos años. Salik yacía pálido en el suelo y estaba frío, muy frío. 

martes, 22 de mayo de 2012

Piensa por ti mismo

Si alguna vez sientes que eres como una marioneta, que alguien maneja tus hilos, actúa. No dejes que te controlen, nadie sabe mejor que tu lo que te convieneAunque te critiquen, te insulten o te hundan en lo más profundo debes levantarte. No dejes que nadie viva la vida por ti, pues cuando te des cuenta y quieras disfrutar de ella puede que sea demasiado tarde. Debes aprender a soportar los malos momentos para poder vivir los buenos.


Cuando algo no te gusta no puedes solamente quejarte, debes hacer algo para evitarlo. Solo tú puedes decidir las personas que quieres que estén a tu lado, pero ten en cuenta que de ellas dependerá, muchas veces, como te sientas. No puedes alejarte de las cosas si estas metido en ellas todos lo días. Haz tu propio camino y recórrelo despacio, paso a paso. Porque el camino de cada uno es distinto y solo tú tienes el mapa.

lunes, 21 de mayo de 2012

Primer amor, primera mentira

Lorién estaba muy nervioso y no sabía que debía hacer. Hace poco que había empezado a independizarse en cosas como ir al cine con sus amigos en vez de con sus padres o ir él solo a mirar ropa en la tienda de los chicos mayores. Llevaba muy poco tiempo viviendo de esta forma y en su maldita adolescencia ya le había surgido el primer problema.


Normalmente le contaba cualquier novedad a sus padres, por pequeña que fuese. Una pelea entre amigos, amores de sus compañeros, las cosas que le preocupaban... Pero ahora no sabía si hacerlo. Tenía miedo de que se enfadasen y para él sus padres eran muy importantes.


Le habían invitado a una discoteca por el cumpleaños de Yago. Lorién no era mucho de fiestas y nunca había ido a una discoteca, pues no le llamaba la atención. Esta vez tampoco se lo hubiese pensado si no fuera porque allí iba a estar Melo, la chica de sus sueños. Se había enamorado de ella a principios de curso, pero él era muy tímido y ella demasiado guapa para él, o al menos eso creía Lorién. Decidió no decirle nada a sus padres e ir a la fiesta en busca de un beso de Melo. Así pues, se adentró en un garito oscuro con un letrero luminoso en el que ponía "OTEX".


Todo era muy lúgubre y la música estaba demasiado fuerte, además no era el tipo de música que le gustaba a Lorién, pero se aguantó. Buscó a Melo y allí la vio, bailando con un chico alto y fuerte. Pensó que no tenia nada que hacer y pidió un refresco. Melo parecía disfrutar, pues bailaban muy pegados y sonreían constantemente.


Al rato, cuando Melo estaba pidiendo una copa, Lorién vio como el chico musculoso hablaba con otro y se pasaban pastillas. Lorién, con su instinto protector, creyó que debía hacer algo. Así que antes de que volvieran a bailar juntos y muy pegados, Lorién actuó. Fue hacia Melo y muy nervioso le contó lo que su novio estaba haciendo. Melo no se lo podía creer, ella pensaba que aquel tipo era legal, pero las pruebas eran irrefutables, ella lo estaba viendo con sus propios ojos. Vio como intercambiaban pastillas por algo de dinero y sonreían sádicamente. Melo salió llorando a la calle y Lorién se arrepintió de aquello. Salió decidido a disculparse con ella y después de hacerlo le dijo que él no tenía derecho a decirle nada pero que no se podía haber callado. De repente ella lo interrumpió y le dijo: "Pero yo si quiero que tengas ese derecho" y le plantó un beso en los labios que Lorién jamás podrá olvidar. Así comenzó a ver la adolescencia de otra manera.

Cuando llegó a casa y sus padres le preguntaron donde había estado, él contestó que en el cine, viendo la mejor película de su vida. De esta forma se produjo la primera mentira a sus padres, lo curioso es que no se sintió culpable sino feliz.

viernes, 18 de mayo de 2012

Sentimientos ocultos

Normalmente tendemos a mostrar con más facilidad los malos que los buenos sentimientos. Quizás puede ser porque creemos que con lo malo parecemos más fuertes y con lo bueno más débiles.

Muchas veces, si alguien se sale de lo "normal" es excluido del grupo y se le trata como a un "bicho raro" o se le presiona fuertemente para que se vuelva "normal" y encaje en la sociedad. Simplemente porque sea más sensible, vista diferente o se diferencie en algo de los demás creemos que hay que marginarlo.

Lo malo es que no nos damos cuenta de que haríamos todo mucho mejor si esto fuera al revés. Si nos acostumbramos a demostrar nuestro cariño y afecto todos los días o simplemente a cambiar nuestros insultos por buenas palabras esto sería mejor. Pero todo el mundo compite por ser el más fuerte. Si un hombre llora es un nenaza, pero si soporta los golpes y ni se inmuta es le mejor. Deberíamos pensar que igual llorar es bueno y más si es de alegría y que si te golpean y no dices nada eres el "bicho raro". Deberíamos replantearnos muchas cosas, pero muchos creen que ellos solos no harán nada. Yo respondo: " Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo".

Como tantas otras cosas, esta es mi opinión y no tiene por que ser la de alguien más. Además, yo creo que siempre que expresas algo bonito e importante para ti, la persona a la que va dirigido y tú sois más felices.

La vida no es un camino recto.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Desaparecidos

Era un día soleado de primavera, con flores muy vistosas en los parques y los pájaros cantando. Nacho estaba sentado en una silla de la cocina. Todas las mañanas, le gustaba leer el periódico mientras terminaba su desayuno. Según el día, le interesaban unas noticias u otras, pero lo que siempre miraba era la sección reservada a las personas desaparecidas. Le parecía curioso como nadie podía haber visto a esas personas, pero sobre todo sentía una gran tristeza por esas personas y sus familiares. Podía haberles pasado miles de cosas -secuestros, fugas- pero nadie lo sabía. Se preguntaba cuando dejarían de buscar si no aparecían o lo que es peor que sentían al encontrarlos muertos. Todo esto pasaba por su cabeza en un segundo.

Fue mirando las fotos y los nombres y de repente ¡ahí estaba él! No se lo podía creer, era su cara, pero en el pie de foto ponía Luis Rodríguez. Algo muy extraño estaba pasando.

Las manos le empezaron a sudar, la magdalena se le atragantó y todo lo que creía haber sabido se esfumó de un plumazo. Muchas ideas pasaban por su cabeza en muy poco tiempo, pero debía hacer algo rápido. Decidió ir a una comisaría cercana. Estaba muy nervioso y no le salían las palabras; al cabo de un cuarto de hora y de no sacar nada en claro el policía Carrasco le dijo que ellos no podían hacer nada si se trataba de fallos del periódico. Así pues, Nacho se dirigió a la editorial del periódico. Necesitaba solucionar aquel problema cuanto antes. Pero no se podía imaginar lo que le quedaba por vivir.

Nada más entrar en la editorial se dirigió a la primera persona que vio. Su boca era un torrente de palabras y el mismo se sorprendió. La chica que le escuchaba lo llevó hasta el despacho de la directora del periódico. Nacho, cansado del largo día, sólo quería una solución y ella se la dio. Tras contarle toda la historia Rebeca, la directora, le dijo que lo único que podía hacer era darle la dirección de la persona que había puesto la foto en el periódico. Así, Nacho se dirigió a la dirección y allí encontró la solución o el problema que condicionaría su vida.

Tenía un hermano gemelo del que fue separado al nacer y tras veintidós años se enteraba de aquello. Nacho nos se lo pensó dos veces y juró que encontraría a su hermano.

viernes, 11 de mayo de 2012

El día de un escritor

El inspector Fernández era un hombre solitario. Vivía en  Zaragoza, en una pequeña casa, sin muchos problemas, solo los que le acarreaba el trabajo. Últimamente estaba muy inquieto, algo le preocupaba.
En la comisaría le habían asignado un caso que a simple vista era muy fácil, por eso mismo el inspector Fernández sospechaba que el que parecía ser el asesino no lo era. Y es que había algo que no le cuadraba en aquel caso: el asesino no tenía relación alguna con la víctima.

Llevaba días sin dormir, sin comer nada decente, pero todo aquello le daba igual. Como siempre con cada caso, se entregaba en cuerpo y alma; porque como él decía cuando eres policía estas casado con tu trabajo.
Ese día el inspector Fernández había ido a la cárcel con el objetivo de hacerle una visita a Jaime, el presunto asesino. Tras una conversación difícil y sin mucha colaboración por parte de Jaime, tenía más claro que nunca que Jaime no era el asesino.

Este caso le estaba dando más de un dolor de cabeza, pero era su oportunidad para que le ascendieran en el cuerpo. Se tumbó en el sofá a leer el informe del caso, pero pronto cayó en los brazos de Morfeo. De repente un ruido infernal retumbó en la pequeña casa y Pedro se despertó en su sofá lleno de sudor. No se lo podía creer, todo aquello había sido un  sueño, desde el principio hasta el final. No se lo pensó dos veces, Pedro cogió su ordenador y empezó a escribir. Por fin, gracias al sueño del inspector Fernández, tenía historia para su nuevo libro.

La vida de un escritor nunca era fácil y él lo sabía.

jueves, 10 de mayo de 2012

Los zapilondos

Recuerdo aquel día como si fuese hoy. Era un día soleado, yo estaba en la playa leyendo un maravilloso libro. Todo era perfecto, los niños jugaban y chapoteaban en el agua y las mujeres tomaban el sol con sus revistas. De repente, un niño salió corriendo del agua pidiendo auxilio. Me acerqué hasta él y le pregunté que le pasaba. Me dijo que algo en el agua había cogido a su hermano y a él le había mordido.

Tenía cierto miedo, no voy a negarlo, pero me pudo más el misterio y la curiosidad, así que cogí las gafas de bucear, ya un poco rotas, y me adentré en el agua. Estuve un rato buscando al niño, pero no vi nada, excepto unas cuantas burbujas de oxígeno provenientes de una cueva. Decidí adentrarme en ella, lo que vi allí me dejó marcado para toda mi vida. Era una especie de anaconda con siete ojos y cuatro grandes garras. Tenía las uñas como afilados cuchillos. Yo lo llamé zapilondo. Oí un gemido y me di cuenta de que era el niño al que estaba buscando. Me acerque sigilosamente, pero el zapilondo se dio cuenta y se volvió como un rayo. Me empezó a hablar. Al principio no entendía nada por el susto que llevaba encima, pero pronto supe que le pasaba. El zapilondo había oído decir a sus antepasados que los seres que vivían en la superficie habían conquistado muchas cosas. Así pues, decidió esperar a que alguien bajase a su cueva para poder contarle su problema, pero como nadie iba tuvo que coger al niño. El zapilondo estaba enamorado de una zapilonda, pero ella no le hacía caso, entonces  pensó que como los de arriba eran grandes  conquistadores…

Le propuse un trato, el soltaba al niño y yo le ayudaba con la zapilonda. Se puso muy contento y en seguida lo liberó. Como no sabía que decirle con respecto a la zapilonda, se me ocurrió que podía hacer lo mismo que mis padres. Le dije que cogiera unas cuantas algas formando un ramo y unos crustáceos y se los regalara a la zapilonda. Tuve la intuición de que jamás volvería a molestar. Subí a la superficie con el niño y lo deje con su hermano, al que no le di ninguna explicación.

No supe nunca si funcionó mi consejo, pero supuse que si porque no se volvió a saber de él.
Ya sé que estaréis pensando que es imposible que aguantara tanto tiempo sin respirar debajo del agua, pero en esa cueva se podía respirar perfectamente sin necesidad de bombonas de oxígeno.

Cada día vuelvo a esa playa y todavía no he visto a nadie salir corriendo ni nada extraño de lo que sospechar. Parece como si nunca hubiera pasado nada.

Quizás todo fue un sueño.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El árbol de la fortuna

En los tiempos que corren las cosas son difíciles y para el gobernador Daren no iban a ser menos. Cada día Etrea, su pueblo, le exigía más dinero pues querían tener una mejor vida; pero Daren no tenía dinero ya que lo perdió todo en sus inversiones en la guerra. Daren cansado y malhumorado por no encontrar solución a su problema económico decidió pedir consejo a Sidi, el gobernador del pueblo vecino, Djibouti.

Tras un largo viaje Daren llegó Djibouti, concretamente a casa del gobernador Sidi. Éste decidió enseñarle las maravillas de su pueblo. Daren quedó asombrado ya no solo por por la prosperidad económica sino por la felicidad de sus habitantes, algo que él no había conseguido nunca.

Daren maravillado por el esplendor del pueblo le preguntó a Sidi como lo había conseguido. Éste le contestó que tenía unos árboles que daban frutos mágicos. Daren atraído por la codicia pensó en pedirle un fruto del maravilloso árbol, pero al cabo del rato decidió que era mejor pedirle un árbol. Sidi generosamente se lo dio, pero para Daren no fue suficiente, así que su avaricia le empujo a pedirle otro árbol. Sidi se lo dio pero Daren no estaba conforme y le pidió los cinco árboles que tenía. Sidi se los entregó con una cara de preocupación y le explicó que debía tener mucho cuidado pues los frutos podían ser peligrosos. Si se comía un fruto vería la prosperidad de su pueblo y su fortuna crecer como la espuma. Pero solo se podía comer un fruto en toda su vida pues si se comía más de uno el efecto era el contrario.

Daren no se fió de todo lo que Sidi le dijo, pues pensó que Sidi no era tan generoso como para darle los árboles sin pedirle nada a cambio. Así pues se comió un fruto y empezó a ver el crecimiento de su pueblo. Quedó anonadado y pensó que si con uno había conseguido todo eso con dos su poder sería inalcanzable. Bajo las protestas de Sidi se comió el segundo fruto y vio como su pueblo empezó a decaer con sequías y guerras. La población desapareció y él quedo solo y desolado.

Sidi viendo el desastre decidió llevarse los árboles a Djibouti y no regalarlos nunca más.

 Cuento de referencia: Historia de Abdula, el mendigo ciego.

martes, 8 de mayo de 2012

Un viaje al espacio 2/2


Los tres astronautas estaban bien, aunque un poco conmocionados por el impacto sufrido y también algo asombrados por lo que estaban viendo en aquel mismo instante ¡extraterrestres! O por lo menos eso pensaron ellos, puesto que eran unos seres un  tanto extraños y no podían definir lo que eran. Eran pequeños, rojos y con unos pequeños artilugios  que se lo pasaban por todo el cuerpo para tratar de identificarlos, como si en vez de personas fueran otra cosa. La comunicación con estos seres parecía imposible, pero de repente con esos artilugios empezaron a hablar con ellos. Les dijeron que no les había pasado nada a ellos pero que a su transbordador sí y que no se podría arreglar.

Los extraños seres se preocuparon mucho por ellos, atendiéndoles en todo. Katia se dio cuenta de que no había que tenerles miedo y de que ellos sabían mucho más sobre los humanos que todos nosotros sobre ellos. Así hicieron un pacto en el cual intercambiaron información sobre los humanos y los seres extraños, aparte los seres les proporcionaron un nuevo transbordador igual al anterior para volver a la Tierra.

Además hicieron un trato, el cual consistía en que los astronautas no comentasen nada sobre ellos en la Tierra  y guardasen el secreto de su existencia hasta llevárselo a la tumba.

Cuando ellos llegaron a la Tierra se inventaron mil y una excusas para explicar todo y así poder cumplir el trato. Ellos tal y como prometieron se llevaron el secreto a la tumba.

Así hoy 13 de junio del año 2622 seguimos sin saber nada sobre los extraños seres que se supone que habitan en otros planetas.



Un viaje al espacio 1/2


Hoy 13 de junio del año 2500 la Agencia Espacial Europea (ESA), tiene programado el lanzamiento del transbordador supersónico Varekai al planeta Saturno, para la misión espacial Galileo, que consistirá en descubrir algo más de Saturno y la influencia de sus anillos y sus satélites; en especial Titán que es el mayor de ellos.

Para esta misión la ESA cuenta con los astronautas Néstor Gagías, Katia Baurmann y Marco Fellini. Para llevar a cabo esta misión los astronautas han sido elegidos exhaustivamente entre los cuarenta candidatos que habían presentado los países europeos.
Cada uno de ellos tiene unas características especiales y unos conocimientos muy amplios que abarcan diferentes campos; así como una preparación física y psicológica desarrollada durante cinco años, que es lo que ha durado su entrenamiento.


Ahora, a las diez de la mañana del día previsto, desde la lanzadera espacial de la isla tinerfeña del Hierro, se acaba de lanzar el transbordador supersónico Varekai, iniciando así una nueva aventura espacial para la humanidad.
El lanzamiento ha sido perfecto y sin complicaciones, todo según lo previsto. Los tripulantes están eufóricos pues hace cinco años no pensaban que pudiese llegar este día para ir aún planeta tan lejano. La velocidad del transbordador es impresionante pues alcanza los 300.000 km/h. Con lo cual se tardará en recorrer ciento setenta y cinco días la distancia entre la Tierra y Saturno (1.260.000.000 km).

 Todo iba estupendamente y según lo previsto, todos en el transbordador se llevaban muy bien y se lo pasaban genial. Cada día hacían un informe de lo que había pasado en el transbordador y de lo que habían visto; ese informe lo mandaban todos los días a la estación espacial vía satélite.
El día noventa de viaje algo pasaba ya que no llegaba ningún informe a la lanzadera espacial y el día llegaba a su fin. En el transbordador sintieron una fuerte sacudida, nadie sabía lo que estaba pasando hasta que del golpe se abrió la compuerta y vieron que se habían estrellado. Por la cantidad de satélites que detectaba el transbordador y las coordenadas que les daba supieron que estaban en un lugar de Júpiter que no pudieron concretar porque el impacto había causado algunos daños en el ordenador de navegación del transbordador.




Lo que de verdad importa

Creo que lo importante no es lo que escribimos, sino lo que sentimos al escribirlo. La liberación de cuerpo y mente, esa sensación de paz contigo mismo. Porque a veces lo importante no son las palabras sino el mensaje. No hay nada que iguale ese escalofrío que recorre tu cuerpo cuando pones el punto final y sabes que ese texto que has escrito es para ti una genialidad. Lo has cuidado y le has prestado tu atención como a un hijo. Por eso sabes que una coma no cambiará tu sensación pero si lo hará una simple palabra. No hay que intentar ser lo que escribimos sino escribir lo que somos.


Nora, terminó satisfecha su exposición ante la clase, había perdido el miedo que recorría sus venas hace cinco minutos. La clase empezó a aplaudir y algunos hasta se levantaron. La profesora la felicitó y le dijo que había hecho un gran trabajo. A Nora ya no le importaba la nota, ahora estaba satisfecha de sí misma.

lunes, 7 de mayo de 2012

Presentación

Saludos. Soy Carla Solsona y no voy a molestarme en definirme porque sencillamente yo diría cosas distintas de mí que los demás. Cada cual que elija los adjetivos que más le gusten.

He creado este blog con la finalidad de escribir lo que siento, tener un sitio para liberarme y compartir cosas con la gente para poder aprender un poco más cada día. No espero ningún reconocimiento por parte de nadie, simplemente busco mi satisfacción, pero sobre todo busco escribir.

No quiero simplemente buenas críticas, quiero críticas constructivas de las que poder sacar algo que me ayude a expresar lo que siento.

Espero que disfrutéis y os ánimo a que me deis vuestra opinión.