Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo.
El lector debe prepararse para asistir a las más siniestras escenas.

jueves, 28 de febrero de 2013

El laberinto del corazón

Dulce locura la que me mantiene atada a ti. No puedo apartar mi mirada de tus labios, allí donde quiero que los mios se posen como una suave mariposa. Mantenerte la mirada que grita te quiero es todo un reto desde que descubrí tu tesoro. Tengo cada parte de tu cuerpo grabada a fuego en mi cabeza, tengo una imagen tan perfecta que puedo hacerte protagonista de mis sueños y deseos. Quiero que mi vida sea una eternidad a tu lado, quiero poder acariciarte, susurrarte al oído te amo.
Cada vez es más difícil ocultar lo que siento porque no hay razón para hacerlo, pero son demasiadas posibilidades para mi loco corazón. Somos cobardes con respecto a lo que sentimos pero valientes en lanzarnos estocadas. Paso las horas pensando en ti y escribiendo líneas como estas, mientras mi cuerpo tiembla con solo pronunciar tu nombre. Querría hacer desaparecer todas estas líneas, no tener que haberlas escrito nunca, poder quererte sin miedo a hacerlo. Deseo despertarme y descubrir que todo ha sido un sueño y que al encontrarnos nos fundamos en uno. Sé que solo hay una solución, pero es demasiada la incertidumbre que habita en mi cabeza, aunque mi corazón esta libre de toda duda. A veces sueño con que seas tú el que encuentre la salida de este enrevesado laberinto y, que al abrir la puerta de la salida, yo te este esperando.
Solo te quiero a ti. ¿Por qué es tan difícil?

domingo, 17 de febrero de 2013

El miedo

¿Qué pasaría si no existiese el miedo? ¿Que sería distinto en nuestra vida?
Es verdad que es un sentimiento autoprotector que nos ayuda en situaciones de peligro, pero también es cierto que nos condiciona mucho.
¿Cuántas cosas habríamos hecho si no fuera porque teníamos miedo? Cosas que son las que verdaderamente nos harían felices, pero el miedo nos corta las alas. Desde tiempos inmemoriales, el miedo ha sido utlizado para someter a las personas, para poder mandar sobre ellas. Pero qué pasa cuando no hay nadie detrás de ese miedo, sino que es el propio miedo el que nos controla. Es bueno tener miedo, pero en la medida en que nosotros lo controlemos y no él a nosotros.
Todos alguna vez, al echar la vista atrás, hemos pensado: ¿Qué hubiera pasado si hubiera dicho algo en ese momento o a esa persona? Puede ser que a veces al ser valientes, al superar el miedo, nos equivoquemos; pero quién me dice a mí que no hacer nada es la opción correcta. Es difícil, costoso e inseguro, pero y si teniendo menos miedo fuéramos lo que realmente queremos ser.