Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo.
El lector debe prepararse para asistir a las más siniestras escenas.

sábado, 14 de julio de 2012

Un objetivo

Una vez alguien me dijo que tienes que tener claro el objetivo por el que haces las cosas. Si te mandan cavar un agujero sin tú saber el porqué lo harás con muchas menos ganas y mucho más lento que si sabes el porqué.
Creo que esto es muy cierto, pues para que vas a hacer algo si no sabes para que te pude servir en un futuro. Por eso tienes que ponerte un objetivo, una meta, en definitiva, algo que lograr. Nadie quiere hacer algo para que quede en el olvido, sin que sirva para nada. Da igual que el objetivo sea fácil o difícil, cercano o lejano; el caso es que luches por algo que quieres y sobre todo que nunca lo pierdas de vista. Porque si te ofuscas en el camino y te olvidas del objetivo, las fuerzas con las que luches disminuirán.
Y creo que este es uno de los problemas que afecta mucho a los estudiantes. Mucha gente no sabe que quiere ser o que quiere estudiar, o simplemente no saben que hacer con su vida. Está bien pensar en el presente, pero siempre que te sirva para el futuro, porque al final es lo que te marca el camino.
Si no tienes nada por lo que luchar en el presente no pienses que en el futuro las cosas te saldrán solas, porque toda meta tiene un largo camino que recorrer y siempre con dificultades, pero si tienes un objetivo lucharas por él.
Como siempre digo esto solo es mi opinión y no tiene que ser la de nadie más, pero sin opiniones propias somo simples borregos.

viernes, 13 de julio de 2012

El color de la vida

En la oscuridad de la noche unos desesperados gritos rompían el silencio en las entrañas de Londres. Un hombre corpulento soltaba un cuchillo que resonaba en el suelo y dejaba atrás una mujer de la que brotaban flores carmesíes.
Dos golpes secos sonaron en la puerta del solitario detective Hécalo Dune. Era un hombre extraño para el Londres del siglo XIX, pero siempre resolvía los casos. Ya era la segunda mujer que moría a manos del mismo asesino. Tan solo habían pasado tes días desde el anterior asesinato; todo parecía indicar que el asesino estaba sediento. La policía no tenía ninguna pista que seguir, por eso habían llamado a Dune. Hécalo solo aceptaba casos de asesinos en serie inteligentes y despiadados. Esta vez su instinto le decía que se trataba de ese tipo de asesino, así que aceptó el caso.
Dicen que casi nada se sabía de Dune, solo que era un hombre solitario y muy peculiar. Siempre llevaba un elegante traje negro, un reloj de bolsillo muy antiguo y los más peculiar es que siempre llevaba un guante negro en la mano derecha y uno blanco en la izquierda. Le gustaba leer a Edgar Allan Poe y a Arthur Conan Doyle. Se sabía que se dedicaba a los asesinos en serie porque Lorax, un asesino en serie del pasado, había matado a sus padres cuando él apenas tenía tres años. Dune fue al orfanato y jamás se recuperó de aquello. Por eso se creía que nunca tenía compañía y jamás había amado a nadie.
Las víctimas de El Coronador, así lo llaman los periódicos, aparecían con un corte en el cuello de un cuchillo que siempre estaba al lado de la víctima, sin ojos y con una corona de rosas rojas en la cabeza. Las víctimas eran mujeres de tez pálida y con un ojo verde y otro azul. No eran peculiares, ni ricas, ni llamaban la atención, simplemente tenían ese aspecto. Dune explicó aquello: probablemente la madre de El Coronador era de este aspecto y el padre de él la maltrataba en su presencia, por ello El Coronador mataba a esas mujeres, para vengar a su madre. Dune dedujo que el asesino era cuidadoso, pues tenía que seguir y observar a sus víctimas para pillarlas a solas.
Hécalo Dune se dirigió al lugar del primer crimen, pero no halló nada particular. En cambio, en el segundo escenario, si encontró algo. Había un ladrillo a ras de suelo que se movía. Dune lo sacó y encontró un papel en el que había algo escrito con lo que parecía la sangre de la víctima. En ella ponía: "Atrévete a jugar. Ves a donde se esconden los conejos y los cobardes, y donde beben los ilusos". Dune pensó durante un rato, pero su mente privilegiada pronto halló la respuesta. A pocos metros había una taberna llamada "La madriguera de las ilusiones". Dune se dirigió rápidamente allí y observó si había algo extraño. Le llamó la atención una caja que había al lado de una rosa roja. La abrió y lo que encontró lo dejó traspuesto: dos ojos, uno azul y otro verde, al lado de una nota. Abrió la nota y leyó: ¡Qué comience el juego!
Esa misma noche apareció en la puerta de su casa una mujer joven. Estaba empapada por la lluvia.
-Hola -dijo asustada la mujer.
-Hola, ¿qué haces aquí a estas horas? -espetó Dune.
- Mi madre era la segunda... - no pudo terminar la frase por culpa de las lágrimas que recorrían su cara.
-Estoy trabajando en ello, pero ¿qué quieres?
-Han quemado mi casa y no tengo donde ir -suspiró la mujer.
Dune tenía ante sus ojos a una bella mujer, hija de la segunda víctima, pidiéndole ayuda. Él era un hombre solitario, pero había algo en esa mujer que hizo que la acogiera en su casa hasta que terminara la investigación. Ambos se pusieron a beber whisky descontroladamente. El alcohol hizo que la mujer se tranquilizara y que Dune consiguiera sonsacarle que se llamaba Enira. Al final, los dos acabaron en los brazos de Morfeo.
El día siguiente no fue mejor que el anterior, otra víctima de El Coronador apareció en un callejón, y con ella otra nota: "Tictac, tictac. Si te retrasas no tendré piedad".
No tardó mucho en averiguarlo, el reloj de la iglesia iba siempre una hora retrasado y nadie sabía por qué. Al llegar allí nadie se esperaba lo que pasó. Al abrir la puerta un rastro de sangre se abría camino. Dune lo siguió con cautela y halló a otra víctima; esta vez la nota estaba en la boca: "¿No puedes más? ¿Te vas a rendir? Cuando acabe con las mujeres de Londres abriré mis alas y veré mundo". Esta vez no había ninguna pista, solo se notaba el nerviosismo; el asesino tenía expectativas de ampliar el círculo de actuación.
Dune buscó por toda la iglesia , pero lo único que encontró fue un botón sin importancia. Regresó a casa y por primera vez encontró la comida hecha. Olía bien y la compañía no era mala. Enira no hablaba mucho, pero cuando lo hacía conseguía sacarle una sonrisa a Dune; algo que nadie había conseguido. Al cabo de un rato, Dune consiguió despejar su mente y como un rayo le vino a la cabeza: ¡El botón de la iglesia estaba hecho especialmente para el jefe de policía Random; tenía sus iniciales! El Coronador se había despistado. Dune no se lo creía, no podía ser Random. Pero entonces comprendió todo. Random dirigía la investigación antes que él y por eso no avanzaban, él quería jugar con Dune.
Fue a la casa de Random a detenerle, pero allí le esperaba él. Al entrar le golpeó con un palo, Dune cayó inconsciente, lo que facilitó a Random atarlo a la mesa. Lo tumbó mirando hacía el techo y esperó. Dune abrió los ojos y se encontró con una sádica sonrisa de El Coronador. Éste se limitó a mirar hacia arriba, Dune siguió la mirada y descubrió un centenar de pinchos que estaban sobre su cuerpo. Random le contó su infancia durante horas, confirmándose así la teoría de Dune. Cuando Random se disponía a pulsar el botón que activaría los pinchos, la puerta se abrió. Enira llevaba una pistola en la mano y no dudo en disparar a Random, saciando así su sed de venganza. El Coronador cayó al suelo, donde le esperaba una alfombra de su propia sangre. La imprudencia de Enira al seguir a Dune le había salvado la vida al detective.
Aquella noche Dune se limitó a agradecérselo a Enira en vez de castigarla con un sermón sobre la imprudencia que había cometido siguiéndolo. Dune se había dado cuenta de que Enira era un regalo y esta vez no lo desaprovechó. Enira fue la mujer que consiguió entrar en su corazón.
Y el que antes había sido el marginado ahora era la envidia de todos. Dune aprendió que las cosas si pueden cambiar si te empeñas en ello.

martes, 3 de julio de 2012

Diario de un secuestrado

Diario de Gonzalo Ruperte, 14 de enero de 2008, 6:13


" Tengo mucho frío, todo está muy oscuro y hace semanas que no como algo sólido. Un hombre viene cada día y trae una papilla asquerosa de la que tengo que sobrevivir. Llevo casi tres semanas secuestrado en está habitación minúscula, en compañía de mi reloj, gracias al cual no pierdo la noción del tiempo, y de este diario y un bolígrafo; que no se por qué no me lo quitó aquel hombre cuando me registró. Solo recuerdo estar abriendo el maletero del coche y de repente alguien me puso una capucha, me ató las manos y me llevó a este sitio. 

Estoy muerto de miedo y las fuerzas cada vez flaquean más, no creo que aguante mucho tiempo. No sé porque me han cogido a mi. Mi familia no tiene mucho dinero y yo no sé hacer nada especial por lo que pudieran secuestrarme. Así pues, me limito a escribir y esperar a que ocurra un milagro.

Esta noche no he dormido mucho, al igual que las anteriores, me despiertan las pesadillas y el frío."

Diario de Gonzalo Ruperte, 15 de enero de 2008, 19:22

" Hoy me ha obligado a grabar un vídeo para pedir un rescate, no sé porque no lo había hecho ya. De todas formas, mi familia no podrá pagar; aún así, no creo que salga con vida de esta. Pero sé que mi familia hará todo lo posible por llevarme a casa sano y salvo."

Diario de Gonzalo Ruperte, 17 de enero de 2008, 12:31

" Durante dos días me han estado torturando y preguntando sobre un dispositivo para descifrar códigos del que yo no tenía ni idea. Creo que mi fin se acerca y es inevitable. Ya no le sirvo para nada, aunque tampoco le servía antes, pero sea lo que sea lo que busca espero que no lo encuentre. Durante noches me han atormentado las pesadillas y solo quiero que esto termine pronto. Estar casi un mes sin ver y sin hablar con nadie -excepto el secuestrador- es la peor tortura y no se lo deseo a nadie. Solo espero que pillen a este hombre sin escrúpulos y se haga justicia.

Si no vuelvo a escribir en estas páginas durante los siguientes tres días, denme por muerto.

Gracias a todos los que siempre han estado a mi lado."

Mensaje cifrado encontrado en este diario tras hallar a Gonzalo Ruperte brutalmente asesinado el 19 de enero de 2008 y por el cual se pilló al asesino y evitó una masacre:


5-20-17-5-19-16/18-22-5/1-12-7-22-9-5-14/12-5-1/5-20-21-16:
8-5/3-16-14-20-5-7-22-9-4-16/1-23-5-19-9-7-22-1-19/18-22-5/18-22-9-5-14/13-5/8-1/20-5-3-22-5-20-21-19-1-4-16/17-19-5-21-5-14-4-5/17-16-14-5-19/22-14-1/2-16-13-2-1/5-14/5-12/17-1-12-1-3-9-16/19-5-1-12/5-12/BA/5-14-5-19-16.
14-16/5-20/22-14-1/2-19-16/13-1.