Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo.
El lector debe prepararse para asistir a las más siniestras escenas.

lunes, 21 de mayo de 2012

Primer amor, primera mentira

Lorién estaba muy nervioso y no sabía que debía hacer. Hace poco que había empezado a independizarse en cosas como ir al cine con sus amigos en vez de con sus padres o ir él solo a mirar ropa en la tienda de los chicos mayores. Llevaba muy poco tiempo viviendo de esta forma y en su maldita adolescencia ya le había surgido el primer problema.


Normalmente le contaba cualquier novedad a sus padres, por pequeña que fuese. Una pelea entre amigos, amores de sus compañeros, las cosas que le preocupaban... Pero ahora no sabía si hacerlo. Tenía miedo de que se enfadasen y para él sus padres eran muy importantes.


Le habían invitado a una discoteca por el cumpleaños de Yago. Lorién no era mucho de fiestas y nunca había ido a una discoteca, pues no le llamaba la atención. Esta vez tampoco se lo hubiese pensado si no fuera porque allí iba a estar Melo, la chica de sus sueños. Se había enamorado de ella a principios de curso, pero él era muy tímido y ella demasiado guapa para él, o al menos eso creía Lorién. Decidió no decirle nada a sus padres e ir a la fiesta en busca de un beso de Melo. Así pues, se adentró en un garito oscuro con un letrero luminoso en el que ponía "OTEX".


Todo era muy lúgubre y la música estaba demasiado fuerte, además no era el tipo de música que le gustaba a Lorién, pero se aguantó. Buscó a Melo y allí la vio, bailando con un chico alto y fuerte. Pensó que no tenia nada que hacer y pidió un refresco. Melo parecía disfrutar, pues bailaban muy pegados y sonreían constantemente.


Al rato, cuando Melo estaba pidiendo una copa, Lorién vio como el chico musculoso hablaba con otro y se pasaban pastillas. Lorién, con su instinto protector, creyó que debía hacer algo. Así que antes de que volvieran a bailar juntos y muy pegados, Lorién actuó. Fue hacia Melo y muy nervioso le contó lo que su novio estaba haciendo. Melo no se lo podía creer, ella pensaba que aquel tipo era legal, pero las pruebas eran irrefutables, ella lo estaba viendo con sus propios ojos. Vio como intercambiaban pastillas por algo de dinero y sonreían sádicamente. Melo salió llorando a la calle y Lorién se arrepintió de aquello. Salió decidido a disculparse con ella y después de hacerlo le dijo que él no tenía derecho a decirle nada pero que no se podía haber callado. De repente ella lo interrumpió y le dijo: "Pero yo si quiero que tengas ese derecho" y le plantó un beso en los labios que Lorién jamás podrá olvidar. Así comenzó a ver la adolescencia de otra manera.

Cuando llegó a casa y sus padres le preguntaron donde había estado, él contestó que en el cine, viendo la mejor película de su vida. De esta forma se produjo la primera mentira a sus padres, lo curioso es que no se sintió culpable sino feliz.

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