Los tres astronautas estaban
bien, aunque un poco conmocionados por el impacto sufrido y también algo
asombrados por lo que estaban viendo en aquel mismo instante ¡extraterrestres! O
por lo menos eso pensaron ellos, puesto que eran unos seres un tanto extraños y no podían definir lo que
eran. Eran pequeños, rojos y con unos pequeños artilugios que se lo pasaban por todo el cuerpo para
tratar de identificarlos, como si en vez de personas fueran otra cosa. La
comunicación con estos seres parecía imposible, pero de repente con esos
artilugios empezaron a hablar con ellos. Les dijeron que no les había pasado
nada a ellos pero que a su transbordador sí y que no se podría arreglar.
Los extraños seres se preocuparon
mucho por ellos, atendiéndoles en todo. Katia se dio cuenta de que no había que
tenerles miedo y de que ellos sabían mucho más sobre los humanos que todos
nosotros sobre ellos. Así hicieron un pacto en el cual intercambiaron
información sobre los humanos y los seres extraños, aparte los seres les
proporcionaron un nuevo transbordador igual al anterior para volver a la
Tierra.
Además hicieron un trato, el cual
consistía en que los astronautas no comentasen nada sobre ellos en la
Tierra y guardasen el secreto de su
existencia hasta llevárselo a la tumba.
Cuando ellos llegaron a la Tierra
se inventaron mil y una excusas para explicar todo y así poder cumplir el
trato. Ellos tal y como prometieron se llevaron el secreto a la tumba.
Así hoy 13 de junio del año 2622
seguimos sin saber nada sobre los extraños seres que se supone que habitan en
otros planetas.
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