Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo.
El lector debe prepararse para asistir a las más siniestras escenas.

sábado, 23 de junio de 2012

Mentiras

Siente como la impotencia se apodera de ti, como sus garras te atrapan y de nada sirve gritar. Te preguntas a cada instante si de verdad no puedes hacer nada, si esto es el destino; porque sabes como va a acabar esta historia. Cada segundo es una horrible tortura, de nada sirve lamentarse, pero aun así se forma un charco de lágrimas alrededor de ti. Te preguntas mil veces donde estuvo el error, el primer paso en falso, el motivo que desencadenó semejante tortura. No puedes quedarte mirando, de pie, sin hacer nada. Pero sabes que si das un solo paso hacia delante empeoraras las cosas, te castigarán y luego te matarán. Y no le puedes hacer eso a tu familia. Así pues, decides llorar en silencio y aceptar el horrible destino, para qué empeorarlo piensas. Y tu gran amigo muere delante de ti, con sus ojos clavados en los tuyos, suplicando clemencia.


Deberías sentirte tranquilo, no podías hacer nada, pero en tu cabeza una sensación de culpabilidad va comiendo poco a poco tu esperanza. Crees que con el tiempo lo olvidarás, pero en el fondo sabes que no, que todo lo que quieres creer es inútil, porque siempre se puede hacer algo. En todo problema hay dos soluciones, no son correctas ni incorrectas, son la verdad o la mentira hacia ti mismo. Mírate al espejo y dime que ahora mismo no te estas engañando, diciendo que mañana el problema estará resuelto sin tú haber hecho nada. Miénteme a mi, pero sobre todo miéntete a ti. Yo solo intento ayudarte, a mi no me haces daño con tus mentiras, te lo haces a ti. Quizá este horrible destino este hecho de mentiras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario